sábado, 11 de febrero de 2012

Mounstros.

Se deslizan, algunos con sigilo, otros totalmente audibles, por los rincones de mi mente. Algunos no pueden; están parcialmente encadenados, por mi bien y el bien de quienes me rodean, pero aún así, logran herir los costados de su diminuta prisión. Rugen, claman atención, y pueden llegar a ser más peligrosos que los que andan libres. Otros logran seducir con dulces sinfonías de destrucción, envenenándome sin que me dé cuenta, o al menos, sin que me importe.

Dan mucho miedo, al menos logran, a mí, dármelo. No todos son desagradables a la vista; algunos se disfrazan con las más atractivas máscaras de inspiración, arrancando tajos en el momento menos esperado, causando grietas con sus dulces voces. Tan dulces que duelen, que empalagan hasta hacerte llorar. Porque todo es por tu bien, me dicen. Destrozan, destruyen, hieren, por mi bien. Ojos enormes que con malicia observan el dolor causante, que susurran palabras tan crueles como ciertas, aislándote momentaneamente para poder atacar en conjunto. La mayoría parecen inofensivos, pequeños, e indefensos, pero basta con la más mínima llama para encenderles, Son los peores, los ocultos y discretos.

Nacen constantemente. Nacen de nuestros miedos, de nuestras dudas, de nuestros pensamientos al azar. Lo más caótico es que hay sobre población, porque nancen mil, pero es rara la vez que mueren. Quizá, si tenemos suerte, la pérdida de algo inútil los elimina, dejando un espacio en blanco que a veces nos confunde (cuando perdemos algo a lo que estamos acostumbrados, sea bueno o malo, deja una secuela de confusión que se erradica con el tiempo.) Pero la mayoría no muere... sólo hiberna.

Algunos ayudan; Envenan, pero ayudan.

Al final, todos se esconden cuando estoy demasiado distraída con la luz, cuando no hay manera de sacarme la rabia del interior. Se cansan de luchar, e hibernan.
Pero como todo, siempre despiertan.

2 comentarios:

  1. Simplemente una entrada perfecta. Monstruos que nos acechan sin que podamos hacerlos desaparecer por completo. De vez en cuando volverán a visitarnos para recordarnos lo vulnerables que podemos llegar a ser...

    ResponderEliminar
  2. Y el poder innegable que tienen sobre nosotros aunque queramos negarlos. Cada mounstro en cada cabeza es diferente.
    Gracias, por cierto. (:

    ResponderEliminar