lunes, 27 de febrero de 2012

Alicia en el País de las Maravillas es un constante en mis pensamientos del día a día.
Es decir, ese lindo juego contra lo establecido siempre me ha parecido interesante, y no porque lo entienda, ni porque vea los matices entre ocultos en la obra. No, aún no. 

Es decir, la mayoría de las cosas son mierdas establecidas en un instante aleatorio, en un momento arbitrario. Los buenos modales, el por favor y el gracias, no poder estirarse en la mesa, decir "salud" cuando estornuda alguien & "permiso" al levantarnos son cosas que hace a menudo la gente simplemente porque están establecidas como lo correcto; si uno se permite omitir tales comportamientos, enseguida es tachado de mal educado, descortés y vulgar. No quiero decir que todo sea del todo disparatado.
Como ejemplo simple: la puntualidad es lo más conveniente dado que a las dos partes les conviene disponer del mayor tiempo posible, así nadie tiene que esperar o hacer esperar.

Pero, ¿cuál es la utilidad de decir "buen provecho" al comenzar a comer?
Y no por ello cuestiono las cosas por su falta de utilidad... Ese no es el punto. 
Simplemente se me hace curioso que los seres humanos que se jactan de ser "decentes" sigan de un modo tan obsesivo estas costumbres. Imaginémonos que en X época un señor hubiese establecido que ir holgado en todos lados, es decir, con una prenda ancha arriba y abajo, junto con unos zapatos sin tacón y hechos de metal oxidado, junto con una cabeza de pescado como arete, fueran lo más IN, convirtiéndose en un clásico, hoy la gente andaría por allí con un pedazo de bagre colgando de la muñeca.


Bueno, eso me parece un asunto divertido para reflexionar...
Feliz inicio de semana, escasos pero querídisimos lectores. No busquen sentido a lo que escribo, sólo persigan al conejo blanco. (:

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