jueves, 24 de noviembre de 2011

Soy agnóstica.
Por tanto no creo en el cielo ni en el infierno… Para mi los demonios de mis historias no son más que otro invento de la mitología.
Estoy a favor de la legalización del aborto.
La de la marihuana...
Y los matrimonios gays.
No tengo fé en nada.
No creo en lo bueno y malo, creo en lo que es y ya.
Tomo café en un nivel casi psicótico, no lo pienso dejar ni aunque me salgan cojones.
No uso pijama ni duermo desnuda.
No me maquillo.
No visto de rosa.
Digo las cosas tal cual.
No sé ser sutil.
Me gusta caminar sola.
Nada me duele físicamente.
Me fastidia la religión, más aún la gente religiosa.
Odio que me digan qué tengo que pensar.
Ya no confío en nadie.
No espero nada de la gran mayoría de la gente.
No entiendo cual es el afán de estudiar a Cervantes.
Stephen King me da sueño.
Soy egocéntrica.
Estoy enamorada.
Eso me produce pánico.
No tengo ejemplo a seguir…
Cuando estoy desesperada me clavo las uñas en los brazos.
No le tengo miedo a la muerte.
Y este texto es solamente un desahogo redactado a lo mamarracho.

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