jueves, 27 de octubre de 2011

Pasado en forma de humo

Está sentada, recargando su espalda contra la pared de piedra.
Faltan pocos metros para llegar, pero ese era el problema… No quiere llegar. Evade el momento, sosteniendo un cigarrillo entre los dedos alargados , dándole una larga calada. Le sienta bien.
Expira el humo formando figuras, entretenida con la extraña danza que forman en el aire. Algunas toman formas conocidas. Una, en especial, se torna densa, aunque sigue siendo transparente; puede ver las siluetas de los árboles tras aquel par de inocentes coletas llenas de rizos y los ojos, muy grandes para un rostro así de regordete.

Así que ha esto has llegado.
Pff, cállate, enana.
Al menos antes era una enana con buenos modales y no tú.
La figura se sienta a su lado, poniendo las caras de los zapatos mirándose entre sí.
Poníamos así los pies antes de que los emos lo pusieran de moda.
Hacíamos muchas cosas antes de que se pusieran de moda.

Aquellos dedos formados por nicotina y tristeza se estiran hasta tocar su mejilla. Su roce es tibio, muy sutil, similar a una gota de agua caliente deslizándose por la cara. Ella ha dejado de soltar bocanadas de humo muy extensas, temiendo que se transformen en otros fantasmas.
¿Qué pasó?
Pues, lo de siempre.
Ha empeorado, supongo.
Diría que yo me he puesto peor, no me gusta hablar mal de esa persona, aunque no puedo negarlo. Extraño tantas cosas…
¿No soñabas con poder crecer y hacer lo que te viniera en ganas?
Tú sabes que no. Además, hacía lo que se me venía en ganas siendo pequeña.
Bueno, pero pensé que todo iba a mejorar cuando crecieras…
Mírame. ¿Crees que he mejorado?

Sin hacerle caso al dolor, se estira la piel de la cara, para exagerar el hematoma. La niña de humo se estremece ante su aparente insensibilidad.
¿Por qué no lloras?
Es inútil. Antes lloraba sin motivos, ahora tengo motivos, pero no lloro. Me gusta creer que he madurado.
Quizás sólo te has puesto más ruda.
No lo creo, solo no me gusta llorar.
¿Llorar te hace sentirte débil…?
Las lágrimas me recuerdan que el sufrimiento siempre va a estar en este lugar, a pesar de todo. Prefiero reír, porque, al fin y al cabo, al menos sigo viva y tengo motivos.
Eres una soñadora.
Y tú un producto de mi imaginación.
Yo lo llamaría un producto de tu pesar.
Que te calles, enana.


Mueve las manos para dispersar el humo. El cigarrillo se ha consumido, la chiquilla se ha esfumado, y sonríe, tirándolo a la hierba verde.
Al menos, no es esclava del pasado, aunque este sea algo menos doloroso que el presente.

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